En esta orgía que se ha producido durante el presente proceso electoral en la selección de los principales candidatos del Partido Revolucionario Institucional, inevitablemente me pregunto: ¿qué es ser priista?
No sólo es que ahora estén eligiendo a los no priistas para los mejores cargos incluido el de la silla del águila, sino que en este momento el PRI ha abierto la puerta para que los no priistas los representen.
Hay una cosa que me ha enseñado este país, que me enseñó el 94 y que me enseñaron los conquistadores españoles, y eso es que a México se le puede invadir, se le puede dominar, pero México nunca se entregará.
Una de las principales razones para entender lo que representamos es saber que somos el último pueblo de Occidente y el primero de Oriente.
Ahora nuestro presente tiene el equivalente a lo que significa contemplar el mundo en términos de milenios orientales. Porque el tiempo como la muerte no nos asusta, sabemos que es algo que se prolonga. Así como los seres humanos tomamos el relevo unos con otros –unos llegan y otros se van–, los orientales también saben que al final el tiempo como la fuerza del enemigo es una gran ayuda.
Por eso cuando veo la cara de los tecnócratas, cuando veo la cara del presidente del tricolor, cuando veo tanta alegría comprada me pregunto: ¿alguien estará pensando en cómo se sienten, por ejemplo, los priistas de Veracruz?
¿Alguno estará computando la diferencia que hay entre ser acarreado para venir a aplaudir, sacarte una selfie y emocionarte, con el hecho de trabajar de verdad la talacha en tu pueblo para que un candidato gane?
¿Alguno estará descontando que, aunque a veces lo parezca, los “responsables” políticos que hoy gobiernan el país y el PRI no quieren ofender a los priistas?
Porque si pertenecer a ese partido está muy bien, pero puede ser un lastre para llegar a ser presidente de la República, será muy importante descubrir lo que se hizo mal para que los “pobres y bien intencionados” priistas –6 millones de voto duro, no lo menosprecie– no pudieran con su partido y con sus reglas convertirse en candidatos.
Cortés nunca entendió que no era lo mismo entrar en la Malinche que entrar en México. Los españoles no entendieron que a pesar de que estuvieron 300 años aquí, nunca llegaron a conquistar México.
Y es todavía la hora en la que no entiendo cuál es la clave de la resistencia de este pueblo frente a las invasiones. Y en ese sentido, las preguntas son claras: ¿acaso los tecnócratas son invasores?
¿Existe el corazón priista? ¿Por qué tienen tanto desprecio hacia los sentimientos de los priistas de abajo?
¿Qué es ser priista?
En esta orgía que se ha producido durante el presente proceso electoral en la selección de los principales candidatos del Partido Revolucionario Institucional, inevitablemente me pregunto: ¿qué es ser priista? No sólo es que ahora estén eligiendo a los no priistas para los mejores cargos incluido el de la silla del águila, sino que en este momento el […]
Recientes
Lo más visto