Por: Carlos Ramírez
Si los priistas rebeldes quieren limpiar al PRI en la XXII asamblea nacional ordinaria, entonces tienen que comenzar por compromisos serios:
1.- Afirmar que ninguno de los que aparecen en el grupo organizador va a aceptar ninguna candidatura a cargo de elección popular, y menos plurinominales, para dejar espacios a las élites que vienen.
2.- Los priistas rebeldes deben hacer una autocrítica de sus propios pasados que se aprovecharon de los dedazos presidenciales. Y, además, reconocer que todos ellos cargan fracasos priistas locales, no por el Presidente de la Repúblicasino por errores propios.
3.- Aceptar que ninguno de los rebeldes apeló a la consulta a la base para decidir candidaturas en sus propios territorios gubernamentales.
4.- Exigir de inmediato la renuncia del presidente partidistaEnrique Ochoa Reza y de la secretaria general Claudia Ruiz Massieu Salinas por incumplir con la ética política al ser designados en directo por el Presidente de la República y llegar al partido procedentes del gabinete presidencial y sin acreditar talacha partidista.
5.- Exigir que el PRI viva de la cuota de sus nueve millones de militantes registrados en el IFE. Si cada militante aporta 112 pesos anuales al partido, se cubrirían los mil cuatro millones de pesos que el INE le entregará este año. Y por el doble tendría más recursos propios para vivir.
6.- Abrir la contabilidad secreta del PRI donde se registran los apoyos oscuros del Gobierno Federal y de los gobiernos estatales al PRI. Los tres gobernadores perseguidos recientemente –Veracruz, Chihuahua y Quintana Roo– son la prueba de esos dineros clandestinos.
7.- Exigir la renuncia de los jefes parlamentarios del PRI porque representan los intereses del Presidente de la República y no de los priistas.
8.- Exigir que el presidente Enrique Peña Nieto no asista a la apertura ni a la clausura de la XXII asamblea porque el peso del poder presidencial apabulla a las bases.
9.- Exigir que ningún miembro del gabinete presidencial se presente en las mesas de la asamblea porque su trabajo no sería como militantes del partido, sino como comisarios de los intereses del Presidente de la República.
10.- Incluir en los documentos básicos del PRI reglas estrictas para que los funcionarios de los gobiernos que llegan a los cargos representando al PRI cumplan con los postulados del partido. A menos que existan reglas de gobierno de coalición o de salvación nacional, el PRI debe crear mecanismos para probar la compatibilidad entre el proyecto popular del PRI por el que votan los priistas sea igual al proyecto neoliberal del gobierno en funciones.
11.- Los priistas rebeldes no sólo deberán impedir la reforma a los estatutos que beneficie a José Antonio Meade para hacerlo precandidato, sino deben presentar una moción de censura contra el secretario de Hacienda del Gobierno Federal priista no sólo por no ser del PRI, sino por ufanarse que no es del PRI, por representar un modelo de desarrollo contrario al proyecto popular de nación del PRI, por aspirar a la candidatura presidencial priista y por haber sido funcionario calderonista.
12.- Y dejar claro que si no se cumplen sus exigencias, todos los priistas rebeldes presentarán su renuncia al partido. Las protestas son serias o son pantomimas.
Política para dummies: La política es el arte –imposible, por cierto– de la cogerencia, pero no por menos hay que señalarlo. Por vacaciones de verano, Indicador Político descansará la próxima semana y volverá a publicarse aquí el lunes 7 de agosto.
http://indicadorpolitico.mx
[email protected]
@carlosramirezh
Si los priistas rebeldes quieren limpiar al PRI en la XXII asamblea nacional ordinaria, entonces tienen que comenzar por compromisos serios:
1.- Afirmar que ninguno de los que aparecen en el grupo organizador va a aceptar ninguna candidatura a cargo de elección popular, y menos plurinominales, para dejar espacios a las élites que vienen.
2.- Los priistas rebeldes deben hacer una autocrítica de sus propios pasados que se aprovecharon de los dedazos presidenciales. Y, además, reconocer que todos ellos cargan fracasos priistas locales, no por el Presidente de la Repúblicasino por errores propios.
3.- Aceptar que ninguno de los rebeldes apeló a la consulta a la base para decidir candidaturas en sus propios territorios gubernamentales.
4.- Exigir de inmediato la renuncia del presidente partidistaEnrique Ochoa Reza y de la secretaria general Claudia Ruiz Massieu Salinas por incumplir con la ética política al ser designados en directo por el Presidente de la República y llegar al partido procedentes del gabinete presidencial y sin acreditar talacha partidista.
5.- Exigir que el PRI viva de la cuota de sus nueve millones de militantes registrados en el IFE. Si cada militante aporta 112 pesos anuales al partido, se cubrirían los mil cuatro millones de pesos que el INE le entregará este año. Y por el doble tendría más recursos propios para vivir.
6.- Abrir la contabilidad secreta del PRI donde se registran los apoyos oscuros del Gobierno Federal y de los gobiernos estatales al PRI. Los tres gobernadores perseguidos recientemente –Veracruz, Chihuahua y Quintana Roo– son la prueba de esos dineros clandestinos.
7.- Exigir la renuncia de los jefes parlamentarios del PRI porque representan los intereses del Presidente de la República y no de los priistas.
8.- Exigir que el presidente Enrique Peña Nieto no asista a la apertura ni a la clausura de la XXII asamblea porque el peso del poder presidencial apabulla a las bases.
9.- Exigir que ningún miembro del gabinete presidencial se presente en las mesas de la asamblea porque su trabajo no sería como militantes del partido, sino como comisarios de los intereses del Presidente de la República.
10.- Incluir en los documentos básicos del PRI reglas estrictas para que los funcionarios de los gobiernos que llegan a los cargos representando al PRI cumplan con los postulados del partido. A menos que existan reglas de gobierno de coalición o de salvación nacional, el PRI debe crear mecanismos para probar la compatibilidad entre el proyecto popular del PRI por el que votan los priistas sea igual al proyecto neoliberal del gobierno en funciones.
11.- Los priistas rebeldes no sólo deberán impedir la reforma a los estatutos que beneficie a José Antonio Meade para hacerlo precandidato, sino deben presentar una moción de censura contra el secretario de Hacienda del Gobierno Federal priista no sólo por no ser del PRI, sino por ufanarse que no es del PRI, por representar un modelo de desarrollo contrario al proyecto popular de nación del PRI, por aspirar a la candidatura presidencial priista y por haber sido funcionario calderonista.
12.- Y dejar claro que si no se cumplen sus exigencias, todos los priistas rebeldes presentarán su renuncia al partido. Las protestas son serias o son pantomimas.
Política para dummies: La política es el arte –imposible, por cierto– de la cogerencia, pero no por menos hay que señalarlo. Por vacaciones de verano, Indicador Político descansará la próxima semana y volverá a publicarse aquí el lunes 7 de agosto.
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