No sé si estemos regresando a los tiempos de la barbarie cuando la vida valía menos que un cacahuate, o cuando se buscaba a los ladrones y asesinos con la única finalidad de colgarlos por el cuello hasta que murieran, sentencia que en la mayor parte de las veces estaban autorizados a realizarla los shérifs, marshals, comisarios, o agentes de la policía en este país y en el vecino del norte. Y no es que hayamos entrado en una etapa de añoranza de los tiempos idos que se nos muestran en las películas de vaqueros, pero algo se tiene que hacer ante la criminalidad que azota todos los rincones del territorio patrio.
Despojándose de cualquier pudor por las seguras críticas que recibirá de muchos prohombres y promujeres que se asumen como los encargados de la moral de este país, el gobernador de Coahuila, Miguel Riquelme, ofreció una recompensa de diez millones de pesos a quienes aporten datos para detener a los autores materiales del homicidio del candidato del PRI a diputado federal por el distrito I, Fernando Purón, a quien asesinaron a quemarropa a la salida de un evento con la militancia de su partido.
Pero también hay que señalar que desde la llegada de José Luis Pliego Corona como titular de la Secretaría de Seguridad Pública en Coahuila, las cosas en materia de seguridad han cambiado drásticamente porque además de ser un policía de carrera es licenciado en Derecho, maestro en Administración Pública y diplomado en Seguridad Nacional por el Centro de Investigación y de Seguridad Nacional, el CISEN, y el Instituto Nacional de Administración Pública.
También está certificado en seguridad pública y procuración de justicia en la Iniciativa Mérida, por el Departamento de Justicia de Estados Unidos de América y por la Fiscalía General de la República de Colombia. Entre sus andanzas profesionales cuenta haber sido comisario general de la Policía Ministerial en el Estado de México, donde encabezó las investigaciones que dieron con el paradero del peligroso delincuente y asesino Óscar Osvaldo García Montoya, a quien apodaban ““La Mano Con Ojos”.
Esto quiere decir que José Luis Pliego Corona no es un improvisado, y que seguramente dará resultados en el mediano plazo. Por lo pronto, ya fueron identificados los asesinos y responden a los nombres de Erick e Ignacio Arámbula Viveros, por quienes el gobierno de Coahuila ha ofrecido una recompensa de diez millones de pesos. Ese dinero será entregado a quien aporte datos sobre el paradero de los asesinos materiales de Fernando Purón, por lo que una vez identificados serán aprehendidos en cualquier momento.
Sin lugar a dudas resulta extraño que un gobernante ofrezca una recompensa para quienes entreguen datos del paradero de los homicidas materiales del candidato a diputado, pero en los tiempos que vivimos esto tiene que considerarse como una herramienta más para que los ciudadanos se conviertan en coadyuvantes de la autoridad, quien también se cargara de resguardar la identidad de los confidentes para evitar que pudieran correr cualquier tipo de riesgo. Al tiempo.