Si hay en el ambiente electoral cuando menos una treintena de encuestas que hay que seguir para tener una idea de la tendencia de votos, la disparidad en las cifras contribuye a la confusión; cada metodología tiene un ganador y no siempre es el mismo.
La búsqueda de un promedio dispara las conclusiones si se toman todas las cifras. La empresa Prospecta Consulting tomó las encuestas que cumplían con metodologías similares: tipo de encuestas, universo arriba de mil encuestados, margen de error y sus conclusiones llevaron a promedios más reales:
• Andrés Manuel López Obrador: 31%.
• José Antonio Meade Kuribreña: 24%.
• Ricardo Anaya Cortés: 21%.
• Margarita Zavala de Calderón: 6%.
• Jaime Rodríguez: 1%
• Indecisos: 17%
Las cifras no marcan aún tendencias definitivas, porque en su interior tienen todavía, entre otras restricciones, el voto seguro y el voto inseguro.
• El voto duro de AMLO es de 26 puntos, lo que deja 5 puntos porcentuales flotantes.
• El voto duro de Meade es de 20 puntos, con 4 con posibilidad de cambiar.
• Y el voto duro de Anaya es de 18 puntos, con 3 movibles.
La suma de los votos inseguros da 12 puntos porcentuales inseguros; y si estos votos se suman a los 17 puntos de indecisos, entonces se tienen 29 puntos porcentuales de votantes que pueden modificar su voto. En este sentido, la clave para ir reacomodando votos se localiza en las encuestas que registran votos en segunda opción.
Y ahí Anaya tiene más ese voto inseguro, luego López Obrador y en tercer lugar el PRI de Meade por el que casi nadie quiere votar en segunda opción. Con cifras consolidadas, la diferencia entre López Obrador y Meade baja a 7 puntos porcentuales y a 10 respecto a Anaya. Pero si se aplica el margen de error de 3.7 por ciento, entonces la diferencia se achica a 3.3 puntos porcentuales, bastante menor a las cifras de 12 a 20 puntos que habría si se toma sólo una encuesta.
El otro dato disparatado de los cálculos de López Obrador es el que dice que tendrá una ventaja de 10 millones de votos. Sobre 31 por ciento promedio de las encuestas analizadas, López Obrador necesitaría 17.8 puntos porcentuales más quitándoselos al PRI y al PAN y llegar 48.8 por ciento, algo no tan fácil porque el voto duro de estos partidos es muy cercano a sus porcentajes promedio. O, en todo caso, López Obrador tendría que quedarse con 17 por ciento de los indecisos –con todos ellos– que sumarían 9.5 millones en una votación de 65 por ciento de asistencia a las urnas, imposible porque su condición de indecisos se basa en no jugar con el puntero.
Aunque López Obrador y sus seguidores quieren imponer una victoria adelantada en encuestas seleccionadas, la realidad de las matemáticas es diferente.
Y el candidato de Morena podría estar como el cuento de la lechera que se distrae pensando en qué hacer con el dinero de la venta de leche, se tropieza, rompe el jarro y la leche se desparrama en el piso.
Habrá varios ajustes en las cifras: los debates, el ajuste a dos candidatos punteros, el voto cambiado por radicalismos adelantados y la compra de sufragios.
Política para dummies: La política es la cabeza ardiente y el corazón frío.
Si yo fuera Maquiavelo::“Hay otros dos modos de llegar a príncipe (…): el camino de perversidades o por el favor de los conciudadanos”.