PRI se le están acomodando los astros: el Frente Ciudadano por México perdió la oportunidad de definir primero un programa de transición a un nuevo régimen político y se quedará como una frágil alianza legislativa; el responsable del fracaso se llama Ricardo Anaya Cortés, presidente nacional del PAN, quien se ha empeñado en ser el candidato presidencial del PAN-PRD-MC.
La oportunidad política que abrió el Frente estuvo en la posibilidad de definir primero el proyecto de reforma integral de sistema/régimen/Estado y después perfilar una candidatura funcional a esos objetivos.
Pero Anaya se dedicó a operar su propia candidatura y pospuso las dos metas adicionales del Frente: un programa de reforma integral y una alianza estratégica con organizaciones ciudadanas demandantes de la transición.
Lo que le queda al Frente es la asignación de candidaturas plurinominales a ciudadanos críticos del sistema/régimen, pero la disputa por esas posiciones está controlada por las burocracias partidistas.
De ahí que el fracaso del Frente ayudará al PRI por la fragmentación del voto entre cuando menos seis aspirantes: PRI, PAN, PRD, Morena y dos ciudadanos. Si se espera una media de 55 por ciento de votación del padrón electoral de 86 millones, entonces los votos a repartir serían 47.3 millones. La derecha saldrá dividida –PAN y Margarita Zavala de Calderón–; el populismo también se fragmentará –PRD y Morena–; y los independientes llegarán divididos: Margarita y Jaime Rodríguez El Bronco. Hasta donde se tienen datos, en el PRI no habrá fracturas como en 1970, 1976, 1982, 1988, 1994 y 2000.
El manejo de las nominaciones por parte del presidente Peña Nieto podría remitir a 1975 cuando Echeverría repartió posiciones de poder para beneficiar a todos los precandidatos: López Portillo como candidato, Muñoz Ledo al PRI, Augusto Gómez Villanueva a la Secretaría General del PRI, Hugo Cervantes del Río al PRI del DF y Carlos Gálvez Betancourt a la Secretaría del Trabajo.
El precandidato institucional, Mario Moya Palencia, secretario de Gobernación, entró al servicio diplomático. El Frente fue un factor disruptor del proceso presidencial de 2018 en tanto que planteó la alianza PAN-PRD que había sido exitosa en gubernaturas y en función de la primera declaración de Anaya de buscar el cambio de régimen.
La transición que traicionó Vicente Fox en 2000 al sacar al PRI de Los Pinos, pero manteniéndolo en la estructura de decisiones presidenciales pudo haberse reencauzado; sin embargo, en realidad ni Anaya, ni la perredista Alejandra Barrales, ni el acomodaticio Dante Delgado comprendieron el concepto de reforma de régimen.
En términos ideales, el modelo de reforma integral planteado retóricamente por PAN-PRD-MC exigía nuevos ritmos políticos: una candidatura presidencial no partidista, un plazo no mayor de dos años para operar reformas, una alianza legislativa opositora mayoritaria, una convocatoria al Congreso constituyente para 2021 y una nueva república.
La transición española se apareció, de nuevo, como referente: reforma política para elecciones democráticas, Pactos de la Moncloa para el nuevo modelo de desarrollo y Constitución. Frente a la propuesta original opositora de cambio de régimen, el PRI aparecía con la continuidad del modelo de desarrollo neoliberal con 2.2 por ciento de promedio anual del PIB y a partir de ahí relaciones sociales y políticas funcionales a ese objetivo de mercado, con el PRI de siempre. Sin un Frente opositor para la reforma integral, el PRI puede quedarse en el poder otros 24 años.
Política para dummies: La política es la habilidad para darle contenido social al poder. http://indicadorpolitico.mx [email protected]
@carlosramirezh