Lo que ha venido ocurriendo en las calles de la Ciudad de México y en los estados circunvecinos ha sido un evento que nunca se había presentado, al menos no en los últimos 30 años. Vaya, ni siquiera aquellas manifestaciones que organizaba el Movimiento Urbano Popular como una amorfa forma de organización social y de protesta popular llegaron al grado de afectar a los particulares. Habrá que reconocerles que pese al temor que despertaban, nunca realizaron actos contrarios a la ley.
El tema de la Reforma Energética no es menor, y mucho menos los efectos que se preveían hace algunos años, pero nunca nadie se preocupó por medir los posibles costos sociales en el probable caso de que en el camino se presentaran radicalismos ideológicos que pudieran acentuar la convulsión social. Nada es casual señalan los especialistas porque todo tiene un origen, y lo que hemos vivido en las calles de la Ciudad de México y algunas ciudades del interior del país responde a un movimiento muy bien estructurado.
Los movimientos de masas como esos que ahora han acudido al saqueo indiscriminado en las tiendas de conveniencia y en los supermercados especializados no tienen nada de espontaneidad. Para decirlo más claro, la estrategia en la movilización, en los bloqueos, en la toma de instalaciones, de gasolinerías, de carreteras, tienen rumbo y dirección. Es un mecanismo muy minuciosamente planeado y una estrategia de control puntual para identificar flancos y asestar golpes precisos.
A ello hay que sumar un espontáneo surgimiento de audios que reseñan la forma en que la Policía contrata a muchachos para participar en los saqueos mediante el pago de 800 pesos, otros en los que presuntos policías sin identificarse señalan que han recibido la orden de tirar a matar, y hasta desaparecer ciudadanos que participan en las protestas. También mensajes escritos donde presuntos comandantes delatan las órdenes recibidas para disparar contra los mexicanos.
Sin lugar a dudas es una estratagema bien planeada y estructurada que impactó mucho en los estratos sociales de bajo poder adquisitivo, pero sobre todo en esos seres que dan credibilidad a todo lo que escuchan o leen sin tomarse la molestia de verificar la procedencia y el contenido del mensaje. Insisto, movimientos como los que han surgido para protestar, para saquear y para confrontar a las instancias gubernamentales, no surgen de la nada.
Quien está detrás de esto ha sabido hacer un puntual trabajo encaminado a provocar encono social contra el Gobierno, pero sobre todo, intentando despertar a ese México bronco que puede surgir como una avalancha que desgaste lo que encuentre a su paso. Es uno de los actos más irresponsables que pudiéramos concebir como sociedad, solamente comparable a esos cuya finalidad es el arribo al poder aunque el camino se llene de sangre. Lo único que puedo decir de la estructura gubernamental es que pese a los desmanes no han caído en las provocaciones. ¿Quién está detrás de todo esto? Ojalá que las cosas no se salgan del control, resultaría trágico.
Al tiempo.