Lillian Hellmann, novelista y autora teatral estadounidense, bautizó a la era de mentiras y persecuciones anticomunistas de Joseph McCarthy y los suyos, como un “Tiempo de canallas”.
Era la época en la que el miedo, el temor y la posesión de la verdad ponían a temblar a Hollywood, provocando que importantes guionistas y directores de esa industria cinematográfica como Dalton Trumbo, tuvieran que vivir en la oscuridad sin poder firmar sus grandes obras.
Ahora en estos tiempos todavía no hemos llegado a una situación similar, sin embargo, los acontecimientos que se han ido presentando nos llenan de preocupación y van marcando tendencias inquietantes, y una de ellas es, sin lugar a dudas, la forma en la que gobernará Donald Trump y el plan que tiene reservado para México.
En ese sentido, el Gobierno mexicano sólo se ha limitado a emitir declaraciones genéricas. Donde lo verdaderamente importante no es pedir que la política nos haga el menor daño posible, sino prepararnos para hacer frente a todos los planes que con muro o sin él, pretenden seguir atacándonos sin pagar precio alguno por las consecuencias.
Estados Unidos está en ebullición, aunque es una pena que no lo estuviera el 8 de noviembre para defenderse y evitar que el especulador inmobiliario llegara al poder.
Trump ganó de manera democrática y lo hizo, entre otras cosas , por la incompetencia de Hillary Clinton y de sus directores de campaña.
Y ahora, para los demás, por ejemplo, para México será necesario asumir que en este momento la única posibilidad de reconstruir una posición de diálogo a corto plazo con el gobierno de Trump será haciéndolo desde la fortaleza nacional.
En ese contexto, es muy sorprendente que México siga teniendo una relación tan endeble con China, y que además la Cancillería en lugar de definir una política exterior que haga frente al delicado momento por el que atravesamos a nivel internacional, sólo se dedique a difundir números telefónicos para que nuestros paisanos puedan hacer consultas.
Cuando empezó el macartismo todo el mundo consideraba que el país que había ganado la Segunda Guerra Mundial contra Adolfo Hitler no podía caer en los excesos de las violaciones, los suicidios, las listas negras y todo lo que significa destruir la vida individual de las personas.
Sin embargo, hubo múltiples suicidios, denuncias y encarcelamientos que fueron liquidando a muchos hombres talentosos por culpa de un fenómeno que nadie creyó que sucedería y al final del día ocurrió, y eso fue la llegada del tiempo de canallas que ahora en pleno siglo XXI amenaza con regresar.