Hay veces que Ignacio Mier deja mucho qué pensar con sus declaraciones y acciones que en nada abonan a la conciliación entre los actores políticos a nivel federal. En esta ocasión, su desatino se dio en los mal llamados Diálogos Nacionales por la reforma al Poder Judicial que ¿organizaron? en la Cámara de Diputados a partir del pasado jueves 28 de junio. De entrada, invitaron a quien no tenía nada que hacer ahí, el ministro en retiro, Arturo Zaldívar y menospreciaron jueces y magistrados en activo.

De entrada déjenme les digo que la participación de Zaldívar Lelo de Larrea, dejó a más de uno con la cara de guat, porque no es parte del Poder Judicial ni milita en algún partido político. Ah, pero como se destapó de fan de la cuatroté y es cuate del presi saliente, pos nomás con esas credenciales fueron suficientes para que el líder de Morena en la Cámara Baja, Nacho Mier lo invitara a destacar sus bondades y cómo él fue adalid, ejemplo y personificación misma de lo bueno y nada de lo malo.

Dicen en mi pueblo que “elogio en boca propia es vituperio”. Yo, la verdad, nunca le había entendido bien al dicho hasta que escuché al señor Arturo afirmar: “En enero de 2023 se tomó otra decisión: destruyamos lo que se hizo y confrontémonos con los otros poderes. Decidió intervenir en el proceso electoral de manera descarada”. Ah caray, ¿de quién habla? Pero, por supuesto, debe ser de la ministra Norma Piña, que fue quien lo sustituyó al no prosperar la ilegal e inconstitucional extensión que uno de sus cuates quería agregar a su mandato.

Con razón habla tan mal y atrabancado de quien le debería merecer respeto. Miren, según Zaldívar, desde que él dejó la titularidad del Poder Judicial, se destruyeron los avances que él había logrado, porque se regresó a la supuesta corrupción, además de que “se intervino” en el proceso electoral.

Me acordé de aquel cómico “Madaleno” que cantaba: “qué lindo soy, qué bonito soy, como me quiero…”