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#Tintero El domingo, antes que nada, hay que ir a votar

 

Para esta pequeña charla me documenté sobre cuántos millones de mexiquenses estamos llamados a las urnas el próximo domingo 4 de junio de 2023, pero, saben, creo que estos números son los únicos que compartiremos en estas líneas. ¿Por qué no mejor pedirle a cada uno de ustedes un ejercicio personal sobre los pros y […]


Para esta pequeña charla me documenté sobre cuántos millones de mexiquenses estamos llamados a las urnas el próximo domingo 4 de junio de 2023, pero, saben, creo que estos números son los únicos que compartiremos en estas líneas. ¿Por qué no mejor pedirle a cada uno de ustedes un ejercicio personal sobre los pros y contras de lo que conllevaría nuestra decisión? Y no, por favor, no me compartan nada. Quédenselo para ustedes mismos, con todo y sus conclusiones. Inhalen y exhalen.

Sólo un pequeño favor, no dejen de votar.

Como ustedes saben, todos tenemos el derecho al sufragio, y por lo mismo se vuelve una obligación ejercerlo. No dejemos que nadie más decida por nosotros. Si tenemos amigos, familiares o vecinos que estén en la misma condición, apoyémonos unos a otros para que esta jornada, ya de por sí inédita, sea histórica en todos los sentidos. Quienes vienen luego de nosotros, agradecerán el ejemplo cívico que podamos aportarles.

Por favor, al momento de votar dejemos fuera el odio, la sinrazón, la violencia, la polarización; no dejemos que la polarización, el encono, el revanchismo, la sinvergüenzada ni la balcanización se apoderen de nosotros al estar frente a la boleta electoral; tenemos mucha esperanza ante la desgracia. Tengamos altura de miras y no miopía política. Seamos sinceros sobre lo que queremos, no para nosotros, sino para nuestros seres queridos. Un buen resultado cuando no está seguro de que lo habrá, es harto halagüeño para todos. Y recuerden, seamos respetuosos de las leyes, porque gracias a ellas estamos donde estamos. Evitemos un retroceso dañino y perjudicial.

PRURITO: en el IMSS las cosas van de mal en peor. Pasan los días y millones de mexicanos siguen sin poder surtir sus recetas completas. No importa cuál sea su mal, la respuesta es, “su medicamento sigue agotado.” Lo peor es que los trabajadores de abajo son quienes se llevan la peor parte. Ni hablar, ya casi casi tenemos un sistema de salud como en Dinamarca.