La semana pasada se dieron dos declaraciones infortunadas, pero muy definitorias, porque describen de pies a la cabeza a quienes las hicieron. En México, el Presidente Andrés Manuel López Obrador, señaló que sus opositores y el Poder Legislativo estaban preparando un “golpe de Estado técnico” para desconocer -según él- la victoria de la candidata oficialista. Mientras tanto, en Estados Unidos el aspirante republicano a repetir en la presidencia de ese país, Donald Trump, afirmó, habría un “baño de sangre” en su país si él no gana la elección presidencial.
Así los agoreros del catastrofismo, los que se sienten los “non plus ultra”, “dueños de la verdad”. Los que se creen que deben guiar al pueblo, porque son únicos con la capacidad de hacerlo. El señor López viola de forma constante la Ley, porque a él “no le vengan con que la ley es la ley”. Sabe que la oposición denuncia ante el Tribunal Electoral sus permanentes maniobras injerencistas en el proceso electoral, y le vale, porque si proceden las denuncias entonces podría alegar su propio y mediático “golpe de Estado técnico”. Ese que solamente él invoca.
En EU, el aspirante republicano blande su discurso antiinmigrante como arma para lograr la candidatura y permear en la opinión pública. Tan exaltado está Trump que el sábado afirmó, “si no ganamos estas elecciones, no creo que haya otras elecciones en este país”. Dijeran los gringos “on his own words”. En sus propias palabras. Trump declaró: “Si no salgo elegido, va a ser un baño de sangre para todo el país”. Por sus declaraciones los conoceréis.
PRURITO: ayer se realizó otra expresión más de burla y desprecio de Andrés Manuel López Obrador para con el pueblo original, no el “bueno y sabio” que él manipula a su antojo. Cecy Flores, madre buscadora, acudió a su Palacio Nacional para entregarle una “pala de mando” y él, despectivamente respondió, “que me la deje aquí”. López Obrador, dijo que este martes hablaría sobre los desaparecidos, pero ya desde ayer volvió a reducir el número de los no encontrados. Se acomodan las cosas a como a él le cuadran. El Gran Hermano ha hablado.