Se acabó el conteo de 10 que el réferi da a los boxeadores caídos, o las 3 palmadas en la lona para luchadores y nada más no se ve al PRI con ganas de levantarse. En la esquina del otrora poderoso gladiador, no atinan a aventar la toalla, esperar a que suene la campana o de plano sacar a su guerrero de aguilita y llevarlo a que se reponga para mejores tiempos…Los más lo ven como un boxeador viejo, cansado, acabado pues, pero aún le quieren sacar unas dos o tres peleas antes del retiro, en una de esa agarra el segundo aire. Otros ya lo dan por ido y ahora piden a su hijo asuma la responsabilidad de seguir con la historia de batallas ganadas…Claro que también hay voces sugiriendo, dejarlo como está y mejor ir por otro, que sí dé al ancho en la batalla política…Aún se mojan sus ojos cuando recuerdan aquellas funciones en donde jugaban con sus adversarios, los veían chiquitos y se daban el lujo de decidir el momento para noquear. Nada más existían, ellos mandaban, ponían las reglas y si no gustaban las cambiaban, llamaban al resto la chiquillería y para dejar en claro su fortaleza, en cada función electoral se hacían llamar La Aplanadora Tricolor. Ni más, ni menos…El enfado del público los contagió y los llevaron a apostar en su contra y el resultado está a la vista, lo dejaron como una piltrafa. Pero eso es lo menos importante. Hoy están en la misma posición que tuvieron a la chiquillería. Hoy, ellos son la minoría, son los hijos pobres de la política. Hoy, son ellos quienes tragarán bilis cuando la mayoría diga hacia dónde se irá. Sin embargo, su arrogancia no los deja aceptar la realidad y aún pretenden llegar a los pocos sitios que mantienen, ordenando y mandando, creyendo que los esperan con los brazos abiertos. ¡Ternuritas!
La rabadilla del Pollo
Pollos en el tejado me dicen que han iniciado los recortes de personal en la administración federal, ya no renovaron contratos, piensan que así los llamados mandos se van a quedar, vaya que no los verán y repetirán. ¡Otros ternuritas!…Cierro pico. Shalom.