Se dice que la historia no se repite, pero vaya que rima. Así como hoy en día hay un auge con la música de Sinaloa, a mediados del siglo pasado también existió; la rima de aquellos años permanece hasta nuestros días, el gran Pedro Infante, cantante, compositor, músico, genio y artista en toda la extensión de la palabra. Hoy se cumplen 67 años de su fatídico accidente.
El 15 de abril del año 1957 falleció Pedro Infante cuando piloteaba un avión C-87 Liberator Express que pertenecía a la empresa Tamsa, de la que él era socio.
Tras despegar del aeropuerto de la ciudad de Mérida, Yucatán, acompañado del capitán Víctor M. Vidal, así como del mecánico de vuelo Marciano Bautista, y después de alcanzar los 200 metros de altura, el C-87 que era piloteado por Pedro Infante se desplomó entre las 7:30 y las 8:00 de la mañana en una zona del centro de la ciudad.
Pedro Infante nació en Mazantlán, Sinaloa, el 18 de noviembre del año 1917 y fue hijo de Delfino Infante García y Refugio Cruz Aranda. Desde joven era cantante en Sinaloa, después conoció a María Luisa León y se trasladó a la Ciudad de México en busca de mejores oportunidades. Pedro y María se casaron el 19 de junio de 1939.
Para 1938, ya cantaba en la XEB; también se presentó en el teatro Colonial con Jesús Martínez Palillo y Las Kúkaras, así como en el centro nocturno Waikikí. Su primera grabación musical, El soldado raso fue realizada el 19 de noviembre de 1943, para el sello de Discos Peerless.
Pedro Infante, Golden boy de la época del cine de oro mexicano
A la par, comenzó su carrera cinematográfica en la época más dorada del cine mexicano. En un inicio se las vio difícil, ya que tuvo participaciones menores como en la película En un burro tres baturros (1939), y participó en algunos otros filmes como actor secundario.
Su vida cambió, así como la del cine en general, cuando conoció al mítico director cinematográfico, Ismael Rodríguez, ya que de la mano de éste protagonizó no solo cintas, sino que incluso fueron auténticas obras de arte, como lo son Mexicanos al grito de guerra (1943), Escándalo de estrellas (1944), y Cuando lloran los valientes (1945).19
Más tarde Pedro Infante alcanzaría la inmortalidad en el séptimo arte, al interpretar a su personas más icónico, a Pepe el Toro en la trilogía de películas; Nosotros los pobres (1947), Ustedes los ricos (1948), y cuatro años después, Pepe El Toro (1952).
Si bien hasta aquellos años se ganó el reconocimiento del público, fue a partir de tales cintas que la crítica cinematográfica también se le rindió. A la par, las nominaciones a los premios más importantes de la época. Por ejemplo, en 1948 estuvo Nominado en la categoría de Mejor actor, en los premios Ariel, por Cuando lloran los valientes.
Al tiempo, en 1949, tuvo la misma nominación por Los tres huastecos, así como en 1950 por La oveja negra, en 1953, por Un rincón cerca del cielo y en 1954 por Pepe el Toro. Su dominio en la categoría de mejor Actor, finalmente, se vio coronado cuando ganó la estatuilla de plata en 1956, por La vida no vale nada.
Cabe señalar que un año después, Pedro Infante ganaría por completo el respeto de la crítica al obtener El Oso de Plata a la mejor interpretación masculina por Tizoc, 1957, el cual es un premio que otorgaba el jurado del Festival Internacional de Cine de Berlín al mejor actor de las películas que se presentan a concurso.