Por Lucila Sigal, Natalia A. Ramos Miranda, Ana Isabel Martinez y Mónica Machicao
BUENOS AIRES/SANTIAGO/CIUDAD DE MÉXICO/LA PAZ, 27 abr (Reuters) – Las medidas de confinamiento en América Latina están ayudando a retrasar la propagación del COVID-19, pero están teniendo una consecuencia más oscura e indeseada: un incremento en los casos de abuso doméstico, en una región donde casi 20 millones de mujeres y niñas ya sufren violencia sexual y física.
En ciudades de la región, desde Buenos Aires a La Paz, Santiago, São Paulo y Bogotá, las familias e individuos han estado confinados en sus hogares de una forma sin precedentes, permitiéndoles salir sólo para emergencias o compras básicas.
Las economías y los empleos de la región se han visto golpeados duramente, lo que generó tensiones que analistas dicen están causando un incremento en la violencia doméstica hacia las mujeres, que muchas veces tienen menos posibilidades de pedir ayuda o realizar una denuncia penal por los canales normales.
“El incremento de la violencia no nos ha sorprendido, es el desanudarse una violencia que estaba ya instalada en el sujeto”, dijo Eva Giberti, fundadora del programa Las Víctimas contra las Violencias en Argentina, bajo el cual funciona una línea telefónica donde las mujeres pueden llamar para reportar abusos.
“Las normas sociales de convivencia a lo mejor la estaban limitando un poco”, agregó la prestigiosa psicóloga y escritora.
La línea telefónica de emergencia 137, que depende del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, registró un incremento del 67% en las llamadas de mujeres que piden ayuda en abril con respecto al mismo mes de 2019. Una segunda línea, la 144, vio un aumento de llamadas del 40% desde que el Gobierno dispuso un aislamiento nacional obligatorio el 20 de marzo.
Aún no hay cifras oficiales de femicidios en Argentina durante la pandemia, aunque un observatorio reportó que el número se había duplicado. Estimaciones del Gobierno previas al brote de coronavirus indicaban que una mujer es asesinada cada 23 horas en el país.
“Así como ahora se entendió que el coronavirus es una pandemia y se está anteponiendo el riesgo de la gente ante el PIB del país, bueno, me parece que esto también es una pandemia”, dijo Lucía Vassallo, directora del documental “Línea 137” que aborda el tema de la violencia doméstica y se estrenó la semana pasada en internet.
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“NO SE ATREVEN A SALIR”
El flagelo está azotando a América Latina, una región que ya sufría altos niveles de violencia contra las mujeres.
“En una situación de confinamiento lo que está pasando es que las mujeres están encerradas con sus propios perpetradores en situaciones en las que tienen salidas muy limitadas”, dijo María Noel Baeza, directora regional de ONU Mujeres.
El organismo de Naciones Unidas señaló el miércoles en un reporte un aumento de la violencia en México, Brasil y Colombia y una duplicación del número de femicidios en Argentina durante la cuarentena.
“El año pasado tuvimos 3.800 femicidios en la región. ¿Cuántos vamos a tener este año, cuando en Argentina tenemos un femicidio cada 14 horas?”, agregó Baeza.
En Chile, la ministra de la Mujer dijo que los llamados a una línea telefónica de ayuda se habían incrementado un 70% en el primer fin de semana de cuarentena. El Gobierno ha reforzado los canales de asesoramiento y buscado formas de mantener los refugios abiertos para las mujeres en riesgo.
Evelyn Matthei, alcaldesa del rico municipio de Providencia, dijo que las llamadas pidiendo ayuda a una oficina local que provee asistencia legal, psicológica y social se habían incrementado un 500% durante la cuarentena.
Sin embargo, los reportes formales de violencia doméstica muestran una caída del 18,6% a principios de abril, una tendencia también vista en otras regiones, que la ONU y fiscales locales de Chile dijeron que se debía a que las mujeres tenían más restricciones de movimiento.
“Probablemente esto tiene que ver con que hay una violencia dentro del hogar pero en que la mujer no puede salir, no se atreve a salir”, dijo Matthei.
Erika Maira, Gerenta de Víctimas de la Fiscalía Nacional de Chile, añadió que la cuarentena era la principal causa ya que “dificulta el acceso libre para denunciar” estos delitos.
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MANIFIESTO FEMINISTA
En el estado brasileño de Sao Paulo, que ha sido el más golpeado por la pandemia e impuso estrictas medidas de aislamiento, se registró el mes pasado un aumento del 45% de casos de violencia contra las mujeres en los que intervino la policía, comparado con un año antes, según el grupo de expertos Brazilian Forum on Public Safety.
En México, las denuncias de violencia doméstica treparon alrededor de un cuarto en marzo con respecto al año previo, mostraron datos oficiales.
“Desde que estamos en confinamiento, sí ha habido un aumento de las denuncias de violencia familiar, aunque la mayoría de los reportes son por violencia psicológica”, dijo Blanca Aquino, directora del Instituto Municipal de la Mujer de Veracruz, el estado mexicano con la mayor tasa de femicidios del país.
Arusi Unda, de la organización feminista Brujas del Mar, dijo que al inicio del confinamiento había más denuncias de vecinos que escuchaban peleas en otras casas, así como un aumento de los casos de “violencia digital” y que ahora muchas mujeres están pidiendo ayuda para escapar.
“Ahora hay muchas mujeres pidiendo asesoría de cómo dejar la casa y llevarse a sus hijos sin que luego la pareja quiera quitárselos por la vía legal”, contó.
En Colombia, los llamados diarios por violencia doméstica a una línea telefónica nacional subieron casi el 130% durante los primeros 18 días de la cuarentena en el país, según datos del Gobierno. Esta semana, la cuarentena se extendió hasta el 11 de mayo.
Marta Dillon, una periodista argentina y una de las fundadoras del movimiento de mujeres “Ni Una Menos”, dijo que las mujeres de todo el mundo estaban buscando formas de unirse para luchar contra el tema.
“La violencia machista aumentada por las condiciones de la cuarentena, de aislamiento social, no es algo que solo sucede en Argentina (…) Lo venimos diciendo las feministas en Italia, en Turquía, en Estados Unidos. Estamos tramando entre nosotras un documento común para ponerlo de manifiesto”, expresó.
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(Reporte de Lucila Sigal en Buenos Aires, Natalia Ramos en Santiago, Mónica Machicao en La Paz, Julia Symmes Cobb en Bogotá y Pedro Fonseca en Río de Janeiro. Editado por Adam Jourdan)