Por Natalie Thomas y Cassandra Garrison
OCÉANO ÁRTICO, 14 sep (Reuters) – En el borde de una parte congelada del océano Ártico, el hielo se ve frágil. Donde una vez gruesas capas de hielo se asentaron sobre el agua, ahora una leve capa de nieve esponjosa se desliza y balancea sobre las olas.
Desde la cubierta de un barco de investigación bajo un cielo claro y brillante, el “capitán de hielo” Paul Ruzycki reflexionó sobre lo rápido que está cambiando la región desde que comenzó a ayudar a las embarcaciones a navegar entre los icebergs en 1996.
“No hace mucho, escuché que tenían que pasar 100 años antes de que el Ártico estuviera sin hielo en el verano”, sostuvo. “Luego escuché 75 años, 25 años, y recientemente escuché 15 años. Esto se está acelerando”.
Como si fuera una señal, los científicos dijeron el lunes que de la vasta capa de hielo sobre Groenlandia se desprendió de un trozo de hielo de 113 kilómetros cuadrados el mes pasado. La sección del glaciar Spalte, al noroeste de la isla ártica, se agrietó durante varios años antes de finalmente se desligó el 27 de agosto, informó el Servicio Geológico de Dinamarca y Groenlandia.
Mientras el cambio climático aumenta las temperaturas del Ártico, la capa de hielo marino que alguna vez fue sólida se ha reducido a mínimos en los últimos años. Se espera que el mínimo de este año, a unos días de ser declarado, marque la segunda menor extensión en cuatro décadas de registros.
El mínimo histórico de 3,41 millones de kilómetros cuadrados, alcanzado en septiembre de 2012 después de que una tormenta ciclónica rompió el hielo restante, no está muy por debajo de lo que vemos en la actualidad.
“No hemos vuelto en absoluto a los niveles de hace 30 o 40 años”, dijo la climatóloga Julienne Stroeve del Centro Nacional de Datos de Hielo y Nieve en Boulder, Colorado. Y a medida que se profundiza el cambio climático, los científicos dicen que es poco probable que el hielo marino vuelva a cotas pasadas.
De hecho, la región congelada ya está cambiando a un ciclo climático completamente nuevo, marcado por las tendencias crecientes del derretimiento de los hielos, el aumento de la temperatura y los días lluviosos, según una nueva investigación publicada el lunes en la revista Nature Climate Change.
Esos hallazgos, dijo la científica especialista en clima Laura Landrum, son “desconcertantes”.
“El nuevo clima no puede predecirse por el clima previo”, explicó Landrum. “La variabilidad de un año a otro, el cambio en muchos de estos parámetros, se está moviendo fuera de los límites de fluctuaciones pasadas”.
Los mínimos registrados por la capa de hielo marina, en particular, son ahora aproximadamente un 31% más bajos que en la década posterior a 1979, cuando comenzaron los seguimientos satelitales. El hielo también ha perdido alrededor de dos tercios de su volumen.
Esta desaparición del hielo marino también contribuye al calentamiento de la región. La extensión blanca es reemplazada por parches de agua oscura que absorben la radiación solar en lugar de reflejarla fuera de la atmósfera. El proceso, conocido como amplificación del Ártico, ayuda a explicar por qué el Ártico se ha calentado más del doble de rápido que el resto del mundo durante las últimas cuatro décadas.
El polo norte probablemente también verá más días de lluvia en lugar de nieve, lo que derretiría aún más el hielo. Para la nueva investigación, Landrum y su colega Marika Holland, del Centro Nacional de Investigación Atmosférica, analizaron datos del hielo marino, temperaturas atmosféricas y precipitaciones desde 1950 para proyectar escenarios climáticos hasta finales de siglo.
De vuelta en el océano Ártico a bordo del barco Arctic Sunrise de Greenpeace, la bióloga de la Universidad de Exeter Kirsten Thompson dijo que el nuevo estudio es importante para subrayar “qué tan rápido está cambiando el Ártico”.
Para Thompson, eso significa un gran cambio en la vida silvestre de la región, desde osos polares e insectos hasta ballenas.
“Podríamos encontrar que en el Ártico habrá ganadores y perdedores”, a medida que nuevas especies ingresen a la región y se impongan a los animales nativos. “Ciertamente, otras especies no podrán sobrevivir en el futuro”.
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(Reporte de Natalie Thomas en el océano Ártico y Cassandra Garrison en Buenos Aires. Editado en español por Rodrigo Charme)