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Nocardia es una bacteria perteneciente al grupo de los actinomicetos, crece en forma ramificada y, en humanos, crea infecciones (actomicetomas) que consisten en cúmulos de crecimiento bacteriano rodeados por un polisacárido y una inflamación aguda cuando, a través de una lesión en la piel, entra una astilla contaminada o cuando hay rompimiento en el tejido de la piel y se infecta al contacto con el suelo.
Por ello, investigadores del Departamento de Sistemas Biológicos de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) trabajan en la obtención de un método sensible, rápido y económico que permita al médico ofrecer de manera personalizada el diagnóstico y el tratamiento para combatir la Norcardia brasiliensis, bacteria causante de una de las infecciones subcutáneas más frecuentes en México.
Al respecto, los doctores Jorge Castañeda Sánchez, Ana Rosa Muñoz Duarte y Alejandro Palma Ramos, profesores del Departamento de Sistemas Biológicos de la Unidad Xochimilco, subrayaron que cuando la bacteria ingresa al organismo a través de la inhalación de polvo puede afectar los pulmones y pasar a importantes órganos, incluido el cerebro.
Los especialistas agregaron que en México se ha tratado de obtener estadísticas de la infección por Nocardia, pero a pesar de que pareciera no ser tan frecuente como otras enfermedades virales o bacterianas tradicionales, “cuando hablamos específicamente de piel hay un gran porcentaje, pues en un análisis retrospectivo de diez años, por ejemplo, se reportaron cerca de 3 mil 200 casos, aproximadamente.
30 años de estudio
En México los actinomicetomas provocan 98 por ciento de infecciones subcutáneas denominadas micetomas, por lo que desde hace 30 años en la UAM se ha estudiado esta bacteria en distintos aspectos; entre ellos, cómo está formada, el tipo de respuestas del organismo ante la infección, así como su reacción ante los tratamientos que hasta ahora se suministran al paciente infectado.
Palma Ramos señaló que al trabajar en conjunto con el Dermatológico Pascua y el Hospital General Doctor Manuel Gea González se han dado casos en que la persona que tiene el actinomicetoma es atendida y tratada mediante procedimientos correctos en su lugar de origen; sin embargo, hay pacientes que presentan cepas resistentes y vienen a estos hospitales de la Ciudad de México en busca de tratamientos alternativos a los que se les ofrecen en sus localidades.
Estimulación inmunológica
Una muestra de esto es el Actinomadura madurae, dijo el doctor Palma Ramos, quien expuso el caso de un paciente que lleva 27 años con la infección y que sufre úlceras e incluso daño en huesos, lo que hace necesario encontrar tratamientos específicos ante estos casos de resistencia.
Con ese objetivo se ha trabajado en la estimulación inmunológica dado que los actinomicetomas producen una inflamación aguda “que nunca pasa a la crónica”; es decir, no se hace granuloma, por lo que buscamos incentivar la participación de otras células para contrarrestar en el organismo esa infección.
Zonas rurales con mayor riesgo
Muñoz Duarte, investigadora posdoctoral del Conacyt en la Unidad Xochimilco y encargada de la parte operativa de este proyecto, explicó que esta infección se presenta generalmente en áreas rurales y en personas dedicadas al campo.
Las lesiones suelen aparecer en los pies y los pacientes presentan una inflamación no dolorosa, pero donde empiezan a aparecer nódulos y fístulas con líquido purulento que son cúmulos de la bacteria Nocardia brasiliensis.
La lesión se logra eliminar con tratamiento médico; sin embargo, la zona queda afectada “porque se hace una cicatrización muy grande tipo queloide, que puede llegar a deformar la extremidad. En estos casos, pueden ser lesiones tan graves que afectan huesos y, por tanto, resultar incapacitantes para el paciente”.
Método para pacientes
El doctor Castañeda Sánchez, coordinador general del proyecto por parte de la UAM, explicó que el propósito de esta investigación es el establecimiento de un antibiograma para determinar la sensibilidad a fármacos en aislados clínicos de pacientes con actinomicetomas.
“Queremos desarrollar un método de drogosensibilidad para identificar aquellos fármacos a los cuales los actinomicetos sean sensibles”, particularmente de la bacteria Nocardia brasiliensis, como tratamientos alternos a los tradicionales o los que ya están establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El grupo de investigación del Instituto Politécnico Nacional (IPN), que dirige la doctora Julieta Luna Herrera, ha trabajado en métodos que establecen drogosensibilidad a compuestos nuevos –que pueden ser producidos mediante síntesis química o aislados de la naturaleza– y que tienen efecto directo sobre tuberculosis.
La bacteria con la que se trabaja en la UAM (Nocardia brasiliensis), casualmente pertenece a la misma familia, por lo que “intentamos establecer el mismo método, que inclusive está aprobado por la OMS para buscar drogosensibilidad a tuberculosis”.
Reducir costos
La idea es encontrar un método económico, accesible para los pacientes y rápido de lograr en el laboratorio. Un método que ayude al médico a ajustar el tratamiento para que un paciente tenga acceso al tratamiento tradicional, así como a nuevas estrategias mediante otra serie de medicamentos que ni siquiera se ha considerado para tratamiento de actionomicetomas”, enfatizó.
Una prueba de drogosensibilidad consiste en una especie de escaneo para saber a qué fármacos una bacteria puede ser sensible o cuáles la van a eliminar.