Por Rogelio Segoviano
Desde que se barajó por primera vez el nombre de Enrique Peña Nieto, hace casi tres lustros, para llegar a ser algún día Presidente de la República, la “nomenklatura” echó a andar una enorme maquinaria mediática, basada principalmente en la televisión, que transformaría a este político mexiquense de poca alcurnia, en una figura “totémica” en la que ahora –en la víspera de su Quinto Informe de Gobierno–, el Partido Revolucionario Institucional no sólo basa su sobrevivencia en el corto y mediano plazo, sino que busca sentar en él las bases para establecer una nueva y larga Era, tras haber sido desplazados del poder al inicio del nuevo milenio por el Partido Acción Nacional.
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Por lo menos esa es la idea que el presidente Peña Nieto dejó en Palacio Nacional durante el mensaje que este sábado ofreció a la Nación, en la entrada hacia la recta final de su sexenio.
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Peña Nieto, el presidente de la televisión, el presidente que basó sus campañas a la gubernatura del Edomex y a Los Pinos con el eslogan: “Te lo firmo y te lo cumplo”, el presidente que se casó con una estrella de las telenovelas, es el mismo que este sábado, con un perfecto dominio del escenario y un “timing” que ya quisieran actores y conductores de Televisa y TV Azteca, nos mostró un México de ensueño en el que pobreza, violencia, corrupción, analfabetismo e injusticia son “mitos geniales” que sólo existen en la mente de los caudillos populistas que plantean un retroceso para el país.
Como si se tratara de un faraónico programa de televisión con más de diez cámaras de alta definición, cuatro grúas, escenografía espectacular, cientos de lámparas y unos mil 500 espectadores en vivo (de los que sí aplauden), el mensaje del presidente fue una joya de producción audiovisual, en donde, además, cada frase y oración de su discurso era un tuit perfectamente diseñado para golpear –en el mejor sentido de la palabra– en el rostro de sus receptores millennials: “En México ya hay 65.5 millones de usuarios de Internet; y en 2024 serán 110 millones”; “En 2016 se registraron 35 millones de turistas; 50% más que en 2012”; “En mi sexenio los salarios han subido, en promedio, 11 por ciento y se han realizado 39 mil revisiones salariales, y casi ninguna huelga”; “De continuar los programas que hemos impulsado, en una década se acabará la pobreza extrema en México”.
Cada idea fue lanzada como si se tratara de un dardo pegando en la diana. Frases cortas, simples, contundentes. Un genio el que guionista que le redactó el mensaje por el Quinto Informe. Sin duda, la mejor frase del día se la llevó la dedicada a Donald Trump: “No aceptaremos nada que vaya en contra de nuestra dignidad como nación”. En ese momento el respetable se puso de pie y ovacionó al primer mandatario.
Emilio Azcárraga, Carlos Slim, Diego Fernández de Ceballos, Guillermo Tovar y de Teresa, Joaquín López Dóriga, Carlos Peralta, Agustín Carstens… La lista de invitados especiales no tenía falla tampoco, pues no faltaban empresarios, líderes de opinión, dirigentes sindicales priístas, gobernadores… Un marco esplendoroso, para un informe esplendoroso.
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Al término de su mensaje, el presidente hizo una variante al tradicional “besamanos”, y fue él quien, acompañado de su esposa, se dirigió a las primeras filas de invitados para saludar, agradecer y darles un abrazo a cada uno de ellos.
Así terminó este programa de televisión.