Entre arreglos florales, coronas, un minuto de aplausos y la presencia cartonistas y público en general, autoridades de la Secretaria de Cultura de la Ciudad de México y del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) rindieron un homenaje de despedida al caricaturista mexicano Eduardo del Río “Rius”, en el Museo del Estanquillo.
Hasta la terraza del inmueble en el Centro Histórico capitalino arribó parte de la comunidad de caricaturistas, familiares, medios de comunicación y amantes de la obra del creador para reconocer su trabajo y decirle adiós a quien fue considerado uno de los referentes de la historieta política en México y falleciera el 8 de agosto pasado.
Con las cenizas presentes en una urna en color dorado, la directora del INBA, Lidia Camacho, lamentó la muerte de “Rius”, a quien recordó como un personaje que amplió el horizonte y la temática de los moneros en México.
Consideró además que “Rius” renovó el lenguaje de las caricaturas y fungió como un gran divulgador de temáticas que en términos generales estaban alejados de un gran público, “y él las hizo asequibles, interesantes con su clara ironía e inteligencia”.
Tras decir que con seguridad su legado permanecerá vivo y crecerá para las futuras generaciones y lectores, Camacho despidió de manera calida al autor de “Los Supermachos” y “Los Agachados”. Las cenizas del dibujante y divulgador permanecerán en el lugar hasta las 20:00 horas de este día.
En su oportunidad, Citlali del Rio Flores, hija del caricaturista, recordó que su padre rechazó todo tipo de homenajes, “pero él nos dio permiso de hacer uno cuando falleciera y hoy ya toca.
“Pero él siempre dijo que el mejor homenaje que le podríamos hacer era leer sus libros y a la fecha sigue teniendo razón”, expreso la hija a punto del llanto, al tiempo que aclaro que “Rius” dejó un legado gran y fue un maestro para muchos.
La esposa y hoy viuda de “Rius”, Micaela Flores García, dio las gracias a los asistentes y señaló que “aunque ya no esté presente, siempre estará con nosotros en sus libros y dibujos. Gracias”.
A nombre de la Ciudad de México, el secretario de Cultura capitalino, Eduardo Vázquez Martín, expresó sus condolencias y externó su adiós a quien llamó un “rebelde, que nos deja un legado: el no dejar de pensar, de reírnos y tener humor ante nuestras tragedias.
“Nos quedamos un poco más solos, pero un poco más fortalecidos por esta presencia que nos hizo a todos más libres y que tanto nos enseñó”, apunto el funcionario quien pidió un minuto de aplausos para despedir a Eduardo del Río.
Cabe mencionar que la parte alta del recinto lució llena con la presencia de decenas de lectores de “Rius”, algunos de ellos portando cartulinas con muestras de apoyo hacia el cronista y extrañando sus caricaturas, ironía y personajes.
Minutos después, los ilustradores Rafael Barajas “El Fisgón”, Rafael Pineda “Rape” y el editor Aries Rosales ofrecieron una breve charla acerca de “Rius”, destacando su amistad, aportes y personalidad.
Rosales expuso que tras el vacío de “Rius” “nos queda la invitación a la lectura y relectura de sus más de un centenar de libros que escribió”, y añadió que “su obra es tan vasta que seguro hay mucho por conocer y volver a gozar, asimilar o atesorar”.
Tras un repaso por sus libros “Las glorias del tal Rius” y “Mis confusiones: Memorias desmemoriadas”, esta última publicada con motivo de sus 80 años, Rosales recordó este texto como una autobiografía personal, donde con cientos de textos e imágenes el ilustrador mostró gran parte de lo que hizo en 50 años de trabajo.
Entre bromas y chistes, “El Fisgón” planteó una serie de reflexiones sobre su amigo y colega, a quien dijo extrañar. “Se ganó a pulso un lugar en el paraíso, a pesar de que no aspiraba a ir allá, entre otras cosas, nunca tuvo buenas relaciones con Dios”, recordó.
“Antes de terminar la primaria, fue inscrito en un seminario religioso en el que estaban prohibidos varios libros ajenos al dogma católico entre ellos, La Biblia”, anotó al tiempo que recordó que “Rius” se hizo ateo escribiendo su propio evangelio, un texto de alguna manera graciosa.
“´Rius´ nos enseñó a muchos a pensar, a ser libres, a luchar, a ser rebeldes, a cuestionar y a reírnos de nuestras tragedias. Nos enseñó que los mexicanos nos reímos cuando nos duele y nos dolemos cuando reímos. En este día de duelo, puedo decir que cada rato me asalta sus recuerdos causando alegría y dolor, en este día de luto solo puedo decir que me duele” su partida.
Sumamente nervioso, “Rape” recordó la amistad con el cartonista, de quien aceptó influencia para elegir su vida como caricaturista.
“Estoy muy agradecido con ´Rius´ porque sin saber que era algo tan familiar en casa, había un libro de él y al descubrirlo me hice su admirador en las primeras páginas, al grado de devorarlo”, señaló el cartonista quien expuso que “Rius” le salvo la vida y decidir dejar la ingeniería en electrónica.
Hasta la terraza del inmueble en el Centro Histórico capitalino arribó parte de la comunidad de caricaturistas, familiares, medios de comunicación y amantes de la obra del creador para reconocer su trabajo y decirle adiós a quien fue considerado uno de los referentes de la historieta política en México y falleciera el 8 de agosto pasado.
Con las cenizas presentes en una urna en color dorado, la directora del INBA, Lidia Camacho, lamentó la muerte de “Rius”, a quien recordó como un personaje que amplió el horizonte y la temática de los moneros en México.
Consideró además que “Rius” renovó el lenguaje de las caricaturas y fungió como un gran divulgador de temáticas que en términos generales estaban alejados de un gran público, “y él las hizo asequibles, interesantes con su clara ironía e inteligencia”.
Tras decir que con seguridad su legado permanecerá vivo y crecerá para las futuras generaciones y lectores, Camacho despidió de manera calida al autor de “Los Supermachos” y “Los Agachados”. Las cenizas del dibujante y divulgador permanecerán en el lugar hasta las 20:00 horas de este día.
En su oportunidad, Citlali del Rio Flores, hija del caricaturista, recordó que su padre rechazó todo tipo de homenajes, “pero él nos dio permiso de hacer uno cuando falleciera y hoy ya toca.
“Pero él siempre dijo que el mejor homenaje que le podríamos hacer era leer sus libros y a la fecha sigue teniendo razón”, expreso la hija a punto del llanto, al tiempo que aclaro que “Rius” dejó un legado gran y fue un maestro para muchos.
La esposa y hoy viuda de “Rius”, Micaela Flores García, dio las gracias a los asistentes y señaló que “aunque ya no esté presente, siempre estará con nosotros en sus libros y dibujos. Gracias”.
A nombre de la Ciudad de México, el secretario de Cultura capitalino, Eduardo Vázquez Martín, expresó sus condolencias y externó su adiós a quien llamó un “rebelde, que nos deja un legado: el no dejar de pensar, de reírnos y tener humor ante nuestras tragedias.
“Nos quedamos un poco más solos, pero un poco más fortalecidos por esta presencia que nos hizo a todos más libres y que tanto nos enseñó”, apunto el funcionario quien pidió un minuto de aplausos para despedir a Eduardo del Río.
Cabe mencionar que la parte alta del recinto lució llena con la presencia de decenas de lectores de “Rius”, algunos de ellos portando cartulinas con muestras de apoyo hacia el cronista y extrañando sus caricaturas, ironía y personajes.
Minutos después, los ilustradores Rafael Barajas “El Fisgón”, Rafael Pineda “Rape” y el editor Aries Rosales ofrecieron una breve charla acerca de “Rius”, destacando su amistad, aportes y personalidad.
Rosales expuso que tras el vacío de “Rius” “nos queda la invitación a la lectura y relectura de sus más de un centenar de libros que escribió”, y añadió que “su obra es tan vasta que seguro hay mucho por conocer y volver a gozar, asimilar o atesorar”.
Tras un repaso por sus libros “Las glorias del tal Rius” y “Mis confusiones: Memorias desmemoriadas”, esta última publicada con motivo de sus 80 años, Rosales recordó este texto como una autobiografía personal, donde con cientos de textos e imágenes el ilustrador mostró gran parte de lo que hizo en 50 años de trabajo.
Entre bromas y chistes, “El Fisgón” planteó una serie de reflexiones sobre su amigo y colega, a quien dijo extrañar. “Se ganó a pulso un lugar en el paraíso, a pesar de que no aspiraba a ir allá, entre otras cosas, nunca tuvo buenas relaciones con Dios”, recordó.
“Antes de terminar la primaria, fue inscrito en un seminario religioso en el que estaban prohibidos varios libros ajenos al dogma católico entre ellos, La Biblia”, anotó al tiempo que recordó que “Rius” se hizo ateo escribiendo su propio evangelio, un texto de alguna manera graciosa.
“´Rius´ nos enseñó a muchos a pensar, a ser libres, a luchar, a ser rebeldes, a cuestionar y a reírnos de nuestras tragedias. Nos enseñó que los mexicanos nos reímos cuando nos duele y nos dolemos cuando reímos. En este día de duelo, puedo decir que cada rato me asalta sus recuerdos causando alegría y dolor, en este día de luto solo puedo decir que me duele” su partida.
Sumamente nervioso, “Rape” recordó la amistad con el cartonista, de quien aceptó influencia para elegir su vida como caricaturista.
“Estoy muy agradecido con ´Rius´ porque sin saber que era algo tan familiar en casa, había un libro de él y al descubrirlo me hice su admirador en las primeras páginas, al grado de devorarlo”, señaló el cartonista quien expuso que “Rius” le salvo la vida y decidir dejar la ingeniería en electrónica.