Por Rocío Mundo Espejel
México, 7 Feb (Notimex).- Las enfermedades no transmisibles son uno de los mayores retos que enfrenta el sistema de salud en México, debido a que son causantes de 77 por ciento de los fallecimientos anuales, afirmó la especialista en medicina interna, Arline Salomón Molina.
Dicha cifra supera las muertes ocasionadas, en conjunto, por enfermedades de origen infeccioso, como VIH o tuberculosis; accidentes; lesiones y padecimientos neonatales.
Durante el Primer Foro de Enfermedades No Transmisibles “Ecos del presente: salud hoy para el bienestar del futuro”, destacó que estas enfermedades se caracterizan por ser de larga duración y de avance lento. Además, son resultado de factores genéticos, fisiológicos, ambientales y conductuales.
“Aquí es donde debemos enfocar los esfuerzos e inversiones. Debemos de ver hacia la atención primaria y organizar campañas enfocadas a incrementar el conocimiento de las enfermedades, para que se pueda hacer un mejor diagnóstico y fomentar el tratamiento”, señaló.
A nivel global, estas enfermedades son la principal causa de muerte, al ocasionar 41 millones de decesos cada año, equivalente a 71 por ciento. De éstas, casi 44 por ciento corresponden a enfermedades cardiovasculares, 22 por ciento a cáncer, 9 por ciento a padecimientos respiratorios crónicos y cuatro por ciento a diabetes.
Salomón Molina advirtió que a medida que el envejecimiento de la población se incrementa, estas enfermedades se hacen más frecuentes, especialmente en personas menores de 69 años. Esta situación afecta la estabilidad económica de quienes padecen alguno de esos males, debido a que ocasionan ausentismo laboral, pérdida del empleo y requieren de cuidados en casa.
“Si no se toman ahora las acciones adecuadas, estos padecimientos nos acompañarán durante muchos años, impactando en la calidad de vida de quienes las padecen e incrementan la presión en los miembros de su familia, quienes son responsables de cuidarlos”, mencionó.
A causa de estas enfermedades, para 2025 habrá a nivel mundial pérdidas económicas por siete mil millones de dólares, el equivalente a cuatro por ciento del Producto Interno Bruto del país, según estimaciones de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
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