Por lo general asociamos los celos con una relación amorosa, pero en realidad esta emoción también está presentes en otros campos sociales como: los amigos, el trabajo, la familia, etc. Este sentimiento aparece cuando percibimos que alguien es una amenaza en una relación que es importante en nuestra vida.
Son infinitas las circunstancias que provocan celos en una persona, pero ¿cómo es que reacciona el cerebro ante ese sentimiento?

Científicos de la Universidad de California comprobaron que los celos aparecen acompañados de otras emociones como la ira, el miedo y la inseguridad. Es ahí, con esa mezcla, que los malestares físicos como dolor de estómago, respiración agitada, jaqueca, boca seca, manos sudorosas, entre otros se hacen presentes.
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Lo que arroja que no son sólo son viscerales, sino que también involucran reacciones químicas en nuestro cerebro y en nuestro cuerpo.
Un estudio publicado por Frontiers in Ecology and Evolution, cuando sentimos celos se registra gran actividad cerebral en la corteza cingulada, conocida como el área asociada con el dolor social. También hay una mayor cantidad de reacciones químicas vinculadas con la memoria, la motivación, la emoción y el estado de alerta.
Los celos también provocan un aumento en los niveles de las hormonas testosterona y cortisol, la primera relacionada con la agresión y la con la ansiedad.

Las personas celosas presentan un nivel de serotonina, uno de los neurotransmisores en nuestro cerebro que permiten a nuestras neuronas comunicarse entre sí, por debajo del por medio normal.
Según los expertos, estos niveles bajos podrían ocasionar inseguridad y/o vulnerabilidad que podrían hacer que los celosos se sientan más propensos a tener ataques de celos incontrolables.