Por: Reporte Índigo
Todos conocemos a alguien que habla consigo mismo en voz alta. A veces sucede sin darse cuenta y con más frecuencia de lo que se creería. Lo cierto es que este fenómeno tiene un efecto en el comportamiento.
Un estudio realizado en 2011 comprueba que hablar contigo mismo en voz alta tiene una influencia en la cognición. De acuerdo al profesor de la universidad de Michigan, Ethan Kross, el lenguaje provee la herramienta para tomar distancia de nuestras experiencias y es por eso que es útil.
Continuamente hablamos con nosotros mismos para indicarnos cómo hacer algo o animarnos a lograrlo. De acuerdo a lo que se descubrió en la investigación, decir “yo puedo hacerlo” en realidad puede funcionar.
Estas dos funciones de hablar con uno mismo fueron estudiadas para ver cómo afectaban las habilidades motoras para jugar basquetbol. Para el estudio, unos 72 estudiantes fueron seleccionados al azar y fueron divididos en tres grupos: el grupo de control (en el que no se intervino de ninguna manera), un grupo de auto instrucción y otro de auto motivación.
Los resultados revelaron que los jugadores pasaban la pelota más rápido cuando se auto motivaban en voz alta, mientras que los jugadores que se daban instrucciones podían lanzar la pelota con mayor precisión. Se puede concluir que la plática de motivación sirve mejor para tareas que se basan en rapidez, fuerza y poder; mientras que dar instrucciones es útil para las tareas que requieren estrategia, técnica y concentración.
De acuerdo a esto, darte instrucciones en voz alta puede agilizar tus habilidades cognitivas, de desempeño y de resolución de problemas.
En otro estudio realizado por Kross, se descubrió que cómo te diriges a ti internamente también afecta cómo te sientes y cómo actúas. Hablarse en tercera persona, hizo que los sujetos en el experimento se sintieran menos ansiosos e hicieran mejor las cosas. En vez de decir: “Tú puedes”, dijeron, por ejemplo: “Ana, tú puedes”.
De acuerdo al profesor esto ocurre debido a que las personas se distancian de sí mismas al referirse a ellas en tercera persona. Kross explica que así es más fácil tener una perspectiva desde fuera aunque en realidad tú seas el implicado, ya que puedes pensar más claramente a distancia.
Hablarte en voz alta también es útil para cuando no puedes encontrar algo, pues nombrarlo te ayuda a pensar en cómo luce. Esto se investigó en un estudio por el profesor Gary Lupyan, en el que se plantea la hipótesis de la retroalimentación.
En el experimento se reveló que las personas que decían en voz alta el nombre del artículo que se les había pedido encontrar, podían lograrlo más rápido y con más precisión, ya que los individuos al decirlo, se volvían más conscientes de sus rasgos. Esto sólo funciona con objetos con los que el sujeto esté familiarizado, según Lupyan.
Estas investigaciones sugieren que darte indicaciones a ti mismo en voz alta ayuda a mantenerte concentrado y así obtener un mejor resultado.
Con información de The New York Times.
Hablar contigo mismo tiene beneficios
Decir “yo puedo hacerlo” en realidad puede funcionar
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