GINEBRA (AP) — La Organización Mundial de la Salud declaró el miércoles emergencia internacional de salud luego de que un brote del virus de ébola se propagó esta semana a una ciudad en República Democrática del Congo con una población de 2 millones de personas.
En tres ocasiones anteriores, un comité de expertos de la OMS rechazó aconsejar a la agencia de salud de Naciones Unidas para que hiciera la declaración sobre este brote, pero otros expertos dijeron que el brote mortífero había cumplido con los estándares para hacerla desde hace mucho.
Más de 1.600 personas ha muerto desde agosto, en el segundo brote de ébola más mortífero en la historia, que se desarrolla en una región descrita como una zona de guerra.
Esta semana se confirmó el primer caso de ébola en Goma, una ciudad en el noreste de República Democrática del Congo que hace frontera con Ruanda y que cuenta con un aeropuerto internacional. Los expertos han temido desde hace meses que esto sucediera.
Una declaración de emergencia de salud mundial a menudo capta mucha más atención y ayuda internacional, pero también hace temer que algunos gobiernos nerviosos reaccionen exageradamente y apliquen cierres de frontera.
Aunque el riesgo de una propagación regional sigue siendo elevado, el riesgo de que se propague fuera de la región es bajo, opinó el director de la OMS, Tedro Andhanom Ghebreyesus, tras el anuncio en Ginebra.
La emergencia internacional “no debería utilizarse para estigmatizar o penalizar a las mismas personas que más necesitan nuestra ayuda”, dijo.
Esta es la quinta declaración de su tipo en la historia. Las emergencias previas fueron declaradas por el devastador brote de ébola entre 2014 y 2016 en África occidental que mató a más de 11.000 personas, la emergencia de zika en América, la pandemia de gripe porcina y la erradicación de poliomielitis.
La OMS define una emergencia global como un “evento extraordinario” que constituye un riesgo para otros países y que requiere una respuesta internacional coordinada.
El mes pasado, este brote cruzó la frontera por primera vez cuando una familia llevó el virus a Uganda después de asistir a un funeral en Congo de un pariente infectado. Incluso entonces, el comité de expertos no aconsejó que se hiciera la declaración.
El brote actual se propaga en una conflictiva región fronteriza de Congo en donde decenas de grupos rebeldes están activos y donde nunca se había experimentado el ébola.
Los esfuerzos por contener el virus se han visto afectados por la desconfianza de los residentes y ha provocado ataques letales contra los trabajadores de salud. Algunas personas infectadas han evadido deliberadamente a las autoridades de salud.