México, 8 Feb (Notimex).- Ante el creciente número de usuarios de drogas inyectables, en México se debe trabajar en el tema de la reducción de riesgos y daños a la salud para estas personas, consideró la especialista de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Clara Fleiz Bautista.
Explicó que esta estrategia engloba acciones y políticas encaminadas a la reducción de infecciones de transmisión sexual y muertes por sobredosis. E incluye programas de intercambio de aguas o jeringas, prevención, asesoramiento y pruebas de detección de enfermedades de transmisión sexual.
Además de apoyo emocional, prevención de sobredosis, salas de consumo seguro, terapia antirretroviral, curación de heridas e información y educación a personas que se inyectan drogas y a sus parejas.
“La abstinencia no es el único fin en la atención a las personas que usan drogas; el objetivo también es reducir riesgos, basándonos en modelos de salud pública y derechos humanos”, señaló durante el Seminario permanente de Salud Pública de la Facultad de Medicina.
En un estudio reciente, la también investigadora del Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente Muñiz”, identificó que 97 por ciento de las personas en la frontera norte de México con Estados Unidos usaban diariamente heroína aplicada por inyección, mientras que 68 por ciento lo hacía para cristal.
Esto conllevaba riesgos importantes para la salud, debido al potencial adictivo de cada sustancia y a su forma de consumo que, en muchos casos, es la combinación de ambas drogas en una misma dosis, dijo en la publicación universitaria.
“Tenemos una serie de elementos socialmente construidos que tienen que ver con un modelo prohibicionista en el que a las personas que usan drogas en lugar de ofrecerles opciones de salud se les persigue como delincuentes”, finalizó.
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