En los casos de tortura en México existe un porcentaje de impunidad mayor a 90 por ciento, pues de 2013 a 2015 hubo sólo cinco sentencias condenatorias de las más de mil denuncias presentadas por estos actos, denunciaron integrantes del Colectivo Contra la Tortura y la Impunidad (CCTI), y la Red de Peritos Independientes.
Los activistas presentaron el análisis sobre los patrones de tortura usados en México y los impactos en los sobrevivientes de a ella, donde recabaron cifras y testimonios de personas encarceladas y torturadas, basados en 50 casos documentados por peritos independientes, testimonios de personas encarceladas y torturadas.
“Les pedí de favor que me dieran mi ropa, algo para cubrirme y me respondían que para qué, en unos momentos iban a entrar los plebes bien ‘cristalizados’ y me iban a violar”, relata una mujer identificada como ‘Z’, víctima de tortura sexual, método que se presenta en la mayoría de los casos sin distinción de género.
Sin embargo, la tortura sexual es sólo uno de los 21 métodos reportados en el informe, el cual destaca las humillaciones con 98 por ciento de frecuencia; seguido de amenazas de muerte o violación a la víctima o a sus familiares con 93.9 por ciento.
Para Edith Escareño Granados, coordinadora general del CCTI, estos actos tienen como finalidad, muchas veces, conseguir delincuentes fabricados y presentados a los medios de comunicación.
“Los presentan ante los medios como una banda de secuestradores, quien dirige el operativo les indica a los reporteros que no pueden hacerles ninguna pregunta. Los fotografiaron, uno de ellos grita ‘soy inocente sólo vine a pedir informes’, la conferencia termina”, narra otro de los testimonios recopilados.
Tras las detenciones arbitrarias y los actos de tortura, algunos alcanzan la libertad, pero no la tranquilidad, el daño psicológico en varias víctimas es alarmante: “Sueño cuando me detienen, cuando los encapuchados me están tocando, despierto con la sensación de ahogo y de que me están tocando los pechos”, detalla una mujer víctima de tortura.
Hay quienes aseguran no pueden mirarse al espejo.
Las secuelas físicas más frecuentes son las lesiones cutáneas, con 62.5 por ciento, los traumatismos craneales con 37.5, mientras que los traumatismos torácicos y abdominales con 29.2 por ciento.